A lo largo de mi experiencia profesional con niños, me he encontrado principalmente con tres tipos de padres:
- Aquellos que logran identificar problemas de lenguaje de sus hijos y buscan la ayuda que necesitan
- Aquellos que están angustiados porque sienten que su hijo no habla bien, aunque en realidad solamente les cuesta articular el sonido “rr”, por ejemplo, y ni siquiera cumple 4 años
- Aquellos que no aceptan o subestiman los problemas de lenguaje de sus hijos y se justifican diciendo que sólo es mimado, que aún es chico o que ellos también fueron así cuando pequeños.
- A la edad de 1 año, el niño debiera decir sus primeras palabras, con las cuales señala las personas y objetos más cercanos: papá, mamá, tata, tete, tato, ato.
- Entre los 18 meses a los 2 años el niño comienza a emitir frases de dos palabras, combinando así el nuevo vocabulario que va aprendiendo: dame ato, tete mio, no tele, mano sucia.
- A los 3 años podemos ver a un niño que se comunica en forma adecuada por medio de oraciones simples y que su vocabulario ha aumentado considerablemente. Aún puede mantener ciertas dificultades para secuenciar sonidos, provocando errores en sus palabras como: decir /ato/ por /auto/, /paya/ por /playa/. Sin embargo, su expresión ya es bastante más clara.
- A los 4 años, logra expresarse por medio de oraciones más largas, uniéndolas por la conjunción “y”, además de usar los nexos “porque” y “para”. Ha aprendido a secuenciar mejor los sonidos de una palabra.
- A los 5 años el lenguaje está bastante organizado, su expresión es completamente entendible, articula todos los sonidos, pero se respeta que aún no pueda decir el fonema “rr”, para ello le podemos dar un plazo hasta los 6 años.
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